Todas estas cosas parecían imposibles de cambiar. Vacaciones remuneradas, imposible prescindir de los esclavos, educar a los indios de América, que todos los ciudadanos tuvieran asistencia médica gratuita. Y más o menos todo esto lo hemos conseguido.
En España hasta 1969 las mujeres necesitaban el permiso del marido para trabajar, abrir cuentas corrientes, sacar el pasaporte o carné de conducir. Las mujeres no podían vivir por si mismas, estaban tuteladas primero por el padre y después por el marido. No tenían la patria potestad sobre sus hijos, incluso el marido los podía dar en adopción sin el permiso de la madre.
Tenemos una deuda de gratitud pendiente con todas aquellas personas que creyeron en lo imposible y se esforzaron por conseguirlo. Gracias a su perseverancia, vivimos lo bien que vivimos.
Escepticismo ante los agoreros y confianza en nuestra capacidad para realizar lo que les parece imposible.
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